lunes, 17 de agosto de 2015

Cuentas claras

La visita del gobernador electo a la región de Jiquilpan sirvió para muchas cosas, sobre todo para dejar en claro, y a pesar de los perredistas, que no tienen derecho de picaporte con el gobernador electo y que hay actores políticos de otros partidos que pesan más en el ánimo de Aureoles Conejo que los dirigentes de izquierda de esta región.

Fue imposible no notar el divisionismo existente entre las diferentes fuerzas perredistas de esta región, sobre todo en el municipio de Sahuayo, que sufrió una de las peores derrotas al grado de que todavía están buscando los quince mil votos que su candidato a la alcaldía dijo que tenían ya dentro de la bolsa y que para efectos prácticos se le volvieron apenas en unos tres mil votos que apenas les alcanzaron para meter un regidor por la vía plurinominal.

Fue justo esta división lo que llevó a la derrota de Silvano Aureoles en el Distrito de Jiquilpan, en el que el PRD pudo apenas retener Cojumatlán y conquistar Venustiano Carranza, dos de los municipios con menor población en el ámbito distrital.

Eso se notó en el encuentro entre militantes de este partido y el gobernador electo quien, posiblemente sin querer, arrojó un balde de agua helada a las aspiraciones de algunos locales, quienes se decían ya incrustados en el plan de trabajo del nuevo gobernador de esta entidad, quien adelantó que en su gobierno cabrán todas las fuerzas políticas de la entidad.

Lo cierto es que ya prácticamente asegurados, por aquello de los temas de los tribunales, los alcaldes electos comienzan a establecer rubros específicos para lo que será su administración. En el caso de Jiquilpan, Clemente Covarrubias ha establecido ya dos prioridades, la generación de empleos y el fortalecimiento del nombramiento de Pueblo Mágico, ambos temas que dependerán casi exclusivamente de la gestión que pueda realizarse mientras en Cojumatlán es válida en grado superlativo, la preocupación del alcalde electo Enrique Múgica por el asunto de los agroquímicos que a lo largo de los años han estado enfermando a la población sin que exista un organismo que obligue a los productores a mejorar sus prácticas agrícolas.

Quizá ahí se ve la diferencia sobre lo que buscan estos dos alcaldes, por ejemplo, pues mientras en Jiquilpan se buscan los mecanismos para preservar el estatus quo de gente bonita, culta, amante del café y las tertulias, en Cojumatlán la lucha es simplemente por sobrevivir y, con justa razón, cada alcalde vela por lo que quiere el pueblo.
Un alcalde de un municipio “de cuyo nombre no quiero acordarme” respondió una vez, cuando le pregunté por qué una comunidad carecía de pozo de agua: “Yo sé que ocupan la pozo pero voy y les pregunto que qué ocupan y me piden banda todos los domingos en la placita del pueblo”.

Política y comunicación

En los municipios de Villamar y Jiquilpan se darán casos realmente curiosos en el marco de las nuevas administraciones municipales, pues por primera vez al menos en la historia moderna dos comunicadores asumirán como regidores, uno en cada alcaldía.
Esta noticia tendría que alegrarnos a quienes ejercemos esta labor de andar contando y escribiendo sobre cosas que ni nos van ni nos vienen, ojalá que el desempeño de estos comunicadores ya como representantes populares sea motivo de orgullo para sus respectivos gremios, ya que en el caso de Villamar la regidora proviene de la Asociación Nacional de Locutores y ha ejercido durante las dos últimas administraciones como directora de Comunicación Social de este municipio y está ya acostumbrada al trato político.

En el caso de Jiquilpan se trata de un integrante de la Asociación de Trabajadores de la Comunicación y es, digamos, su debut como político, y ojalá que los compañeros comunicadores puedan, en la medida de sus posibilidades, quitarle al político la idea que tiene del comunicador de provincia.

José Luis Ceja Guerra

No hay comentarios:

Publicar un comentario