Ya se auguraba en nuestras columnas
políticas semanales que peligraba el “dinosaurio” de Huetamo, y algunos jóvenes
y niños nos interrogaban sobre qué significaba eso, algún juguete de algún
animal prehistórico o una nueva serie de televisión pero no, se vaticinaba que
después de permanecer por cerca de 80 años el Partido Revolucionario
Institucional PRI en el poder municipal de Huetamo, en 2005 ya había recibido
un rasguño al perder por primera vez en la historia una Presidencia Municipal,
y que había sido El Tigre Toño,
Llegado el tiempo de votar del pasado 7 de junio, ya no tuvo
suficiente oxigeno el PRI para ganar la Presidencia, y enfrente estaba el
perredista Elías Ibarra Torres, quien en una segunda intentona lograría el
final objetivo de gobernar al pueblo de Huetamo, y por tal razón surgieron
diversas opiniones de críticos y analistas, entre ellos el huetamense radicado
en Morelia, Leonel Santibáñez Torres, quien escribió su particular punto de vista
al que por su trascendencia política quisimos brindarle un espacio en esta columna
y dice así: “En 1975 se terminó un cacicazgo en Huetamo, pero lamentablemente
surgió otro que el pasado 7 de junio se extinguió gracias al triunfo electoral de
dos jóvenes al gobierno del estado de Michoacán, el ingeniero Silvano Aureoles Conejo
y al gobierno municipal el doctor Elías Ibarra Torres.
Felicidades a ambos, se
sacaron la rifa del tigre y hoy, a nadar contra la corriente, y vaya que
analizando al ingeniero Juan José Huerta, es un joven ejemplar, honesto, sin
compromisos con los grupos políticos antagónicos, pero debe reconocer que le
faltó oficio, formación política y carácter.
No es aceptable hacer a un lado a
un hombre íntegro como el doctor Arturo Sánchez Solorio. Pero aún, habiendo contado
con todo lo positivo, ni el más grande de los prospectos habría podido ganar
ante el presidente municipal electo y todo surge con lógica, la estructura territorial
del PRI ha estado abandonada por muchos años y la clase política actual en el
Revolucionario Institucional es añeja, sin iniciativa y sin respeto a los
procesos democráticos internos, actuando como hace 40 años, imponiendo.
En el
caso del candidato del PRI, él mismo cavó su tumba con la presencia de Alfredo
Castillo en Michoacán y con la designación de un intelectual pero ignorante en
las causas políticas y administrativas como gobernador sustituto.
El pueblo,
los michoacanos, no votaron por él. El PRI en Michoacán va en picada y caída
libre, lo mejor que le pasó al doctor Sánchez Solorio es no haber participado,
pero ninguna contienda política debe dejar odios, pleitos ni rencillas; por eso
Chon debe aceptar su derrota. Ni Jaime David González, quien había quemado su
credencial del PRI y navegó por todos los partidos políticos habidos y por
haber, ni Xóchitl Ruiz en la CNOP, le funcionaron, ni Roberto Carlos en la CNC,
ni Agustín Trujillo en el CDE del PRI, pero ellos no tienen la culpa, la tiene
Chon. Aunque debemos reconocer lo que afirma el ingeniero Silvano Aureoles Conejo.
Ni los triunfos ni las derrotas son para siempre.
Quien se pelea con la prensa
está cometiendo un pecado mortal, en la política se privilegia el diálogo, se
debe tratar con diplomacia y respetar la decisión del electorado que es el
pueblo. Hasta aquí la opinión de nuestro paisano Santibáñez Torres.
Ángel Ramírez Ortuño
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