viernes, 15 de agosto de 2014

Contratiempos políticos de Huetamo


Sigue fresca en la memoria aquella imagen en la que, en 2005, este corresponsal entrevistaba en el Palacio Municipal de Huetamo al entonces alcalde perredista Antonio García Conejo, y de pronto, sin saber de dónde había salido, hizo acto de presencia un grupo castrense que interrumpió el diálogo con el famoso Tigre Toño, al momento que se le solicitaba información sobre uno de sus más cercanos funcionarios de seguridad, un tal Fong, quien se desempeñaba como subdirector, dado que requerían hablar con él; sin embargo, en ese mismo instante, por una de las ventanas del Palacio Municipal, se daba a la fuga el interfecto y no se logró concretar la misión de inteligencia militar que se aplicaba en esa ocasión, y dado que el asunto era con el personaje fugado, todo concluyó en ese momento; sin embargo, ya nadie le quitaría el enorme susto al joven alcalde que, apoyado por su carnal Silvano, desde aquellos tiempos ya pintaba para grande y en fila india se adjudicó las diputaciones local y federal, y no extrañaría que volviera a buscar la alcaldía de Huetamo, hoy por demás triste, apachurrada y compungida.

 
Otro recuerdo de acciones fuertes se vivió con el paisano Jesús Chuche Reyna García, al momento en que siendo presidente estatal del PRI era revisado allá, en Loma Larga, por elementos del Ejército de una forma no muy ortodoxa, y ahí vamos, la prensa metiche a abogar por él tras señalar que se trataba de un respetado político huetamense, y como por arte de magia, un militar de alto rango se disculpó y le permitió seguir su camino rumbo a Huetamotitlán de las Pitayas Rojas, y vaya que en respuesta fue generoso don Chuche y entregó en obsequio una valiosa colección de libros sobre la historia general de Michoacán, misma que desde nuestra simpatía por la crónica, recibimos con gusto; por eso, hasta donde se encuentre nuestro paisano Reyna, hágase llegar este modesto saludo.
Los contratiempos de la política huetamense en Palacio tienen registros variados, desde las ordenanzas de una rancio militar a las órdenes del chacal Huerta en 1914, quien le ordenó al director de la Orquesta Municipal, Manuel Ugarte, que tocara arriba del kiosco del pueblo para animar a la soldadesca, aunque las balas rozaran las cabezas de los músicos; no quedaba otra opción, o tocaban o los fusilaban.
Para 1940, desde el Ayuntamiento de Huetamo se dio la orden de “apaciguar” a un grupo de simpatizantes políticos zirandarenses de Juan Andrew Almazán, que buscaba la Presidencia de México, mientras que Huetamo simpatizaba con el candidato Manuel Ávila Camacho, y en consecuencia, por no tener el suficiente tacto, la Policía Municipal generó una masacre que llenó de sangre el jardín, y bueno, resulta que por ejemplo el entonces alcalde no sabía ni siquiera escribir.
Los trancazos políticos en Huetamo se han repetido una y otra vez y queda como perenne recuerdo aquella detención masiva de ciudadanos que levantaron su voz contra las imposiciones de un alcalde de los años 80, y que en respuesta fueron llevados en cuerda hasta Morelia para ser amonestados y regañados. Las historias se repiten una y otra vez, pero lo vivido la mañana de ayer, Año del Centenario del Sitio de Huetamo y Bicentenario del Natalicio de Melchor Ocampo, no se podrá olvidar en mucho tiempo en razón de que la alcaldesa de Huetamo, Dalia Santana Pineda, sin mayores protocolos era detenida y trasladada a Morelia por una orden de la Procuraduría General de Justicia del Estado, acusada de un par de delicados delitos, y la noticia consternó, primero, a todo el personal del Ayuntamiento y después a un nutrido grupo de la población, todo ello con base en que es mujer y que a lo largo de su administración supo ganarse el afecto de sus simpatizantes, un sector priista que la llevó al Palacio de Gobierno, y que ahora, en medio de tribulaciones, no se sabe quién vaya a tomar las riendas del poder, aunque es muy posible que sea el síndico Juan Carlos Mederos el designado por ley, y desde aquí le deseamos éxito en su compromiso al vecino, odontólogo y amigo.

Ángel Ramírez Ortuño


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