Sin lugar a
dudas, nos estábamos acostumbrando en Huetamo a compartir con tanta frecuencia
las siempre gratificantes visitas de un gobernador del estado, tal como sucedió
en el breve periodo de gobierno del paisano Jesús Reyna García en el tiempo en
que cubrió la obligada ausencia del gobernador Fausto Vallejo Figueroa, y es
que desde que arribó al poder don Chuche,
al otro día ya estaba en Huetamo con todo su equipo de trabajo para entregar
paquetes de maquinaria para el resto de la región tierracalenteña, desde
Tuzantla a San Lucas y Carácuaro, Nocupétaro y Tiquicheo.
E político local
quiso que fuera en su tierra natal ese evento, el que, de entrada, nos permitió
a la prensa tener un contacto de calidez y afecto muy a pesar de la perruna acción
de su equipo de seguridad que trajo a raya a los compañeros informadores, sin
saber que el mandatario estaba en tierra segura y tranquila, y la presencia de
la alcaldesa Dalia Santana Pineda reforzaba esa imagen en pleno arranque de esa
experiencia gubernamental que recién concluyó.
Como por
efecto dominó, uno por uno fueron desfilando por Huetamo los diversos secretarios
del gobierno michoacano, y quiérase o no, en fila india desfilaban también
delegados federales, desde la Secretaría de la Reforma Agraria, con Eustolio
Nava Ortiz al frente; Víctor Manuel Silva Tejeda, de la Sedesol; Antonio Guzmán
Castañeda, de la Sagarpa; visitas y reuniones de la Secretaría de Salud, de los
Jóvenes y de Pueblos Indígenas, es decir, era como una competencia a nivel superior
por acudir a Huetamo, ya sea por quedar bien con el hombre en el poder o, por qué
no, con base en la imantada convocatoria de intenso trabajo y actividad que
desde su llegada a la Presidencia Municipal ha realizado Dalia Santana Pineda.
Claro que es justo
reconocer que para Huetamo fueron tiempos de bollantía, de intensas obras,
trabajo y desarrollo, algo así como si esta tierra por siglos desdeñada por las
cúpulas del poder se hubiera sacado la lotería. Sin embargo y por desgracia
para Huetamo, llegó el fatídico mes de septiembre, y con él de la mano una
cauda de desgracias que generó el huracán Manuel,
fenómeno meteorológico que se estrelló por encima de los cielos mexicanos para
inundar el país, y muy en especial el tramo ribereño de 800 kilómetros que
resguarda el Río Balsas y que superó con creces la capacidad de la cuenca para
generar la peor desgracia registrada en estos contornos en los últimos mil
años, y de nueva cuenta, ante el llamado de urgencia y emergencia, al otro día
de los desastres ya sobrevolaba en avión Reyna García el espacio aéreo de
Huetamo, y desde el aire se marchaba taciturno rumbo a Lázaro Cárdenas; sin
embargo, un día después arribaba el gobernador con una flotilla de helicópteros
por un lado, y por otro aterrizaban enormes naves de la Secretaría de Marina y
del Ejército Mexicano, juntos de la mano, gobierno del estado y federal en
apoyo del golpeado pueblo Pirinda ahogado en desgracias.
Ni hablar, ya
sea por su gusto por ayudar a Huetamo, por un desconocido afecto que pocas veces
había logrado demostrar don Jesús por su tierra natal de Huetamo, pero desde entonces
la mano amiga y cordial del paisano se hizo sentir, al grado de que hasta por
cuatro ocasiones visitó Huetamo en ese periodo, todo un récord de Guiness para
Huetamo, de tal forma que ahora que entregó el bastón de mando a don Fausto
Vallejo Figueroa, al pueblo de Huetamo y a sus autoridades sólo les queda la
esperanza de que siga fluyendo el apoyo y ayuda, y que también se asome a la
brevedad por estas riberas siniestradas del Balsas de Huetamo la revitalizada
presencia del gobernador electo, ¡es cuánto!
Ángel Ramírez Ortuño
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