El estado y el país están en deuda con Zitácuaro y
la Suprema Junta Nacional Americana, dijo el gobernador Jesús Reyna, quien fue
orador oficial en el acto en el que se conmemoró el hecho histórico. Sin
embargo, más que hacer un homenaje a los héroes de la Independencia, utilizó la
tribuna para abordar la problemática actual de Michoacán.
Acto seguido, cambió el rumbo de su discurso y trató
sus tres temas fundamentales: el Acuerdo por Michoacán, en el que intenta que
todas las fuerzas políticas, económicas y sociales avalen su visión de cómo se
debe “pacificar” el estado. De la
misma forma, aprovechó su mensaje para fustigar al magisterio democrático por
su intento fallido de suspender las clases en el estado para presionar al
gobierno federal para dar marcha atrás en la Reforma Educativa. El tercero de los puntos que el gobernador
interino abordó en su discurso fue el de las guardias comunitarias. Hay que
recordar que estas organizaciones, a veces sociales a veces delictivas, se han
creado ante el vacío de poder que el propio gobierno ha creado, ante su
incapacidad de responder a los reclamos de seguridad.
En fin, si somos realistas, el hecho histórico de la
Suprema Junta, su supuesta importancia histórica y fundamental, que el festejo
anual debería de contribuir a resaltar, quedó en el segundo plano.
Se entregó, sí, la Presea al licenciado Gregorio
López Mendoza, quien ha trabajado precisamente para rescatar esa fecha, pero se
dejó de lado el mensaje histórico para prestarle el escenario al gobernador.
El acto en sí fue poco lucido, abundaron los discursos
largos y tediosos y faltó la pausa cultural, que era ingrediente principal en
otras ocasiones. Por otro lado, aunque el amplio Centro de Convenciones lució a
su máxima capacidad, no todo era lo que parecía.
Un poco se repitió la pasarela de personajes
políticos porque incluso acudió el alcalde de Morelia, Wilfrido Lázaro, así
como diputados (El Pollo Juan Carlos
Orihuela, la petista María del Carmen Martínez) y el senador Chon Orihuela (además, claro, del ex
alcalde Antonio Orihuela, quien sin duda peleará un cargo en el próximo proceso
electoral).
Para que el recinto luciera lleno, esta vez no se
recurrió a acarrear a zitacuarenses del medio rural (quizá porque es más caro);
se recurrió a algo “más fácil”, que fue llevar “voluntariamente” a los
empleados municipales y a alumnos de escuelas de nivel medio superior; de hecho,
ellos ocuparon casi la mitad de los asientos.
La UIIM
En teoría, instalar en Zitácuaro un campus de la
Universidad Intercultural Indígena de Michoacán es un paso adelante en la
educación de los integrantes de las etnias mazahua y otomí de la región. Sin
embargo, esta institución no funciona como debería porque al gobierno del
estado no le conviene, no le interesa. La noticia de que el campus no tiene
escrituras porque las autoridades universitarias no han hecho el trámite, es sólo
uno de los muchos problemas.
El principal es el desorden que priva en la
organización del plantel de San Felipe, así como el poco apoyo, recursos y
personal que se reciben de parte de la sede central y del gobierno del estado.
El campus funciona casi de milagro, por inercia, y eso no está bien…
Ricardo Rojas | Zitácuaro
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