miércoles, 20 de febrero de 2013

¿Qué pasa en el SAPAS?


¿Qué es lo que pasa con el Sistema de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (SAPAS)? Cuál es la lectura, cuando la falta de sensibilidad de su director con los trabajadores provoca un conflicto que le tiene que solucionar la presidencia, para mantenerlo en el puesto, pese a las sobradas muestras de ineptitud.
Independientemente de los conflictos laborales, la situación en el SAPAS es crítica, como lo hemos abordado en numerosas entregas. La problemática, ciertamente, no la creó el actual director, Jorge Alejandro Bautista Suárez, sino que es resultado de la corrupción que se ha enquistado en el sistema, especialmente en los últimos años.

Pero si bien Bautista Suárez no originó la quiebra en el sistema, sí es responsable, no sólo de no hacer nada por resolver la problemática financiera y administrativa, sino de agravarla.
El director, con su aumento de sueldo y su manejo imprudente del sistema actúa como si el SAPAS estuviera en su mejor momento, cuando el dinero sobraba y era, en realidad, la “caja chica” de la Presidencia Municipal.
Pero ahora la situación es delicada. El organismo operador se sostiene con hilos. No es momento de sacarle sino de meterle: orden, organización, dinero y trabajo, mucho trabajo. Algo que, durante más de doce meses, Bautista Suárez no ha hecho.
Esto provoca un grave deterioro en la situación, ya de por sí grave. Mucho de ello no se ve porque, con fugas, equipo obsoleto y desorganización, los ciudadanos tienen todavía un servicio más o menos regular. El día que comience a fallar el suministro, entonces se van a dar cuenta como de mal están las cosas.
Sin embargo, la falta de capacidad para dirigir el SAPAS, por parte de Jorge Alejandro Bautista Suárez, se nota en el trato con los trabajadores. Si bien el organismo tiene exceso de empleados y requiere un recorte urgente, no es así como se deben hacer las cosas.
El funcionario se ha ensañado con los empleados sindicalizados que menos ganan. Con presiones, con amenazas, por encima del contrato colectivo que tiene firmado con ellos, pretende despedir a quienes no le caen bien.
Así, lo único que ha provocado es generarse un conflicto gratis, como si no tuviera suficientes problemas que solucionar, en lugar de meterse en más. Pero, a pesar de todo el daño que ha hecho, sigue en el puesto.
La situación del SAPAS es mala, no sólo para la administración municipal, sino para todos los ciudadanos, que dependemos del funcionamiento de este organismo para tener suministro de la vital agua.
A final de cuentas, el problema del SAPAS no es el director, él solo hace lo que le dé hacer, sino del Ayuntamiento, que será el responsable si la situación se torna crítica, como parece que sucederá, más temprano que tarde.
Por ello, el trato de la administración municipal con el director del organismo debe cambiar. Ya no más favoritismos como solucionarle los problemas; sostenerlo a pesar de la ineptitud para terminar con los problemas de fondo del sistema, que en lugar de solucionarlos, los agrava.
Si el alcalde no cambia la forma en la que su empleado maneja el SAPAS, en el pecado puede llevar la penitencia porque, insistimos, la problemática puede estallar antes de que termine esta administración…
Ricardo Rojas

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