miércoles, 6 de febrero de 2013

Obras Públicas: A buen entendedor


Todo parece indicar que el director de Obras Públicas municipales, el abogado Joaquín Campos López, no ha entendido el mensaje del alcalde Juan Carlos Campos Ponce, en el sentido de realizar trabajos de calidad a buen precio.
Porque bastó con que la Contraloría municipal le escarbara un poco a algunas obras públicas municipales a cargo de Campos López, para que se detectaran algunas anomalías, deficiencias, trabajos inconclusos y baja calidad.
Las obras son la punta de lanza del alcalde Juan Carlos Campos Ponce, quien afirma que ha dado instrucciones para que los trabajos se realicen con una calidad tal que duren muchos años. No como los que se han hecho en el pasado, agrega.

Pero no, hay algo que no funciona. Y no es nuevo, porque se ha mencionado en diversas ocasiones; incluso, al interior del Cabildo: hay algunas obras ejecutadas en diferentes puntos del municipio que han dejado que desear.
Al menos así lo señala la Contraloría municipal, luego de una revisión realizada al azar a siete de las obras realizadas el año pasado. No fue necesario meterse a fondo, solamente ir al lugar en donde se llevaron a cabo los trabajos y comprobar que algunas de ellas dejaban mucho que desear.
Y, conste que se trata de la Contraloría, dependencia que, contrario a lo que debe hacer, trata de no tocar ni con el pétalo de una rosa a los sensibles funcionarios municipales.
Tan es así, que cada vez que realiza un informe de labores al Cabildo, como se lo exige la ley, busca “informar” (valga la redundancia) lo menos posible. Y es que en las primeras comparecencias revelaba algunos detalles que herían susceptibilidades de nuestros “servidores públicos”.
Por ello, poco a poco ha perfeccionado la técnica de “informar sin informar”. De tal forma que en el último recuento realizado ante el Cabildo les entregó un fajo de papeles que tenían muchas letras pero que no decían nada.
En fin, debido a que la Contraloría tampoco cumple con su obligación legal de dar a conocer públicamente el resultado de sus revisiones y auditorías -como establece la Ley de Acceso a la Información-, hemos tenido que buscar otras formas de enterarnos qué señalamientos hace esta dependencia y que anomalías ha encontrado.
Desafortunadamente, a pesar de lo revelador de la revisión hecha por la Contraloría, ésta y otras acciones de fiscalización se quedan en el mero señalamiento. Lo que es peor, se hacen en secreto, porque estos documentos, que deben ser del conocimiento público, se ocultan, para no poner en evidencia la ineptitud de los funcionarios involucrados.
Así las cosas, la Contraloría hace las cosas a medias, porque si bien detecta anomalías, no hace otra cosa que la mera llamada de atención; eso y nada es lo mismo, porque las cosas quedan prácticamente como estaban.
De acuerdo al Reglamento de la Administración Pública de Zitácuaro, la dependencia fiscalizadora tiene autoridad para aplicar sanciones a los servidores públicos que no cumplan con su función.
Ello, de acuerdo al artículo 44, fracción IV, del mencionado ordenamiento, en lo referente a “las atribuciones de la Contraloría municipal”:
“Instaurar procedimientos administrativos con el fin de deslindar responsabilidades de los servidores públicos municipales, para aplicar las sanciones que procedan conforme a derecho”.
¿Qué espera?

Ricardo Rojas

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