Tres temas llamaron la atención de la clase política
esta semana: La promoción de Salvador Romero, la ausencia de Francisco Mora en
la visita a Jiquilpan de Silvano Aureoles, y el desencuentro entre el edil de
Jiquilpan y el Secretario de Turismo, tres temas que dejan al mismo tiempo
verdades tangibles y enormes dudas.
Para nadie es un secreto que el nombramiento del
diputado federal por el Distrito de Jiquilpan, Salvador Romero Valencia, como
vicecoordinador de atención ciudadana del grupo parlamentario del PRI, obedece
fundamentalmente a sacarlo del golpeteo que traían contra él varios diputados
federales del tricolor en Michoacán, además de que, dada su cercanía con el
coordinador Manlio Fabio Beltrones Rivera, no se descarta que se esté haciendo
ya el cultivo de al menos uno de los
fuertes aspirantes del tricolor al Solio de Ocampo en la próxima contienda
estatal.
Pero, además, el desgaste en el terreno doméstico derivado
del desencuentro con el edil panista de Sahuayo, ponía a Romero Valencia en una
postura demasiado vulnerable e incómoda, como para pensar proyectarlo a
situaciones políticas de mayor envergadura.
Quedan sin embargo las dudas sobre si hubo o no una
mano que meciera la cuna para lograr la renuncia de Romero Valencia a la
coordinación de los diputados federales priistas michoacanos, ya que nunca se
comprobó, ni se negó tampoco, aquella misiva supuestamente firmada por sus
coordinados en la que le desconocían como líder del bloque michoacano.
A lo mejor en materia de trabajo legislativo, el
trabajo de los hasta ahora coordinados por Salvador Romero, fue similar al del
priista jiquilpense, la diferencia fue, y quizá esto fue lo que ocasionó su
renuncia, fue el liderazgo que logró ejercer con 13 de los 14 municipios de su
distrito gobernados por los tres principales partidos políticos de este país.
Hasta hace algunos meses era imposible en el
imaginario colectivo disociar las imágenes de Silvano Aureoles, coordinador de
la fracción parlamentaria del PRD y la de Francisco Mora, hoy ex edil de
Jiquilpan; era tal la unión de estos personajes que durante los cuatro años del
gobierno municipal de Mora Ciprés Silvano Aureoles era invitado recurrente a
los agasajos y reuniones organizados por el munícipe al grado de que en el
marco de los festejos por el Bicentenario y el Centenario de la Guerra de
Independencia y de la Revolución Mexicana, respectivamente, Mora Ciprés ordenó
suspender el desfile a medio desarrollarse para obligar a la gente presente en
el estadio municipal a escuchar el discurso del entonces Senador Silvano
Aureoles lo que le generó la rechifla popular.
Sin embargo durante la visita realizada por el diputado
Aureoles Conejo a la ciudad de Jiquilpan, su otrora inseparable alfil brilló
por su ausencia, lo que refuerza los rumores del rompimiento total de estos
actores políticos y más porque el legislador arribó a la región acompañado de
Pascual Sigala Páez, que no es precisamente santo de la devoción del político
jiquilpense; entre otras cosas el legislador acudió al destape de uno de los aspirantes a la presidencia del comité
municipal del PRD, que es justamente conocido en la región por ser un producto político de Mora Ciprés y es
ahí donde entran las malditas dudas… ¿Si es real el rompimiento entre Silvano y
Francisco Mora, por qué entonces el legislador bendijo el destape del
representante de uno de los grupos más representativos del ex alcalde? ¿Se le
rebelaron los peones políticos a Mora o es una de tantas charadas a las que nos
tienen acostumbrados?
Los que de plano se pusieron los guantes y le entraron
sabroso a los desencuentros verbales, son el Secretario de Turismo Roberto
Monroy, y el edil de Jiquilpan, Francisco Álvarez, en el tema de los Pueblos
Mágicos.
El asunto es que insistentemente cuando se habla de
este programa, Roberto Monroy, se refiere a Jiquilpan no en los mejores
términos y machaca una y otra vez sobre el condicionamiento de Jiquilpan para
continuar en este programa; el asunto es que era tanta la insistencia que, con
todo y que es un tipo tranquilo y en ocasiones demasiado mesurado, el
presidente de Jiquilpan reventó y pidió más madurez en las declaraciones del
funcionario estatal y le reclamó que en lugar de estar dando este tipo de declaraciones, se
ponga a trabajar para aterrizar los cursos de capacitación que ya se tenían
convenidos con la Secretaría de Turismo.
La cuestión es que ahora para conservar su
nombramiento, el municipio de Jiquilpan tendrá que remar contra el tiempo,
contra la apatía del Comité de Pueblos Mágicos, contra la belicosidad de los
grupos que no quieren al comité de pueblos mágicos y parece que hasta contra el
Secretario de Turismo, al que parece no haberle caído bien el nombramiento del
municipio perredista de Jiquilpan, como el octavo pueblo mágico de Michoacán.
El remate: ¡Maldita sea! Si los off
the record pudieran hablar
José
Luis Ceja Guerra
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