lunes, 20 de febrero de 2012

Veda electoral, ¿veto periodístico?

La política en la Ciénega

Con esto de la veda electoral, en la que nadie nos ha explicado qué se puede y qué no se puede escribir, los que nos dedicamos a narrar los asuntos políticos tendremos que buscar otras rutas para poder seguir escribiendo.
Y es que lo de moda es la elección o ratificación de los candidatos a la diputación federal que se llevaron a cabo el fin de semana, imagino que lo que no se puede es hablar de los candidatos, pero sí podemos decir que el salón donde se llevó a cabo la convención distrital priísta para ratificar a su candidato estuvo lleno de arrepentidos, resentidos y convencidos y es que, al margen del espejismo de la unidad que se vislumbró por momentos, la realidad es que el acomodo dentro del salón de las figuras relevantes del PRI dio un panorama más certero acerca de quién sí y quién no se sumará sin condiciones a los trabajos electorales.
Lo del PRD es casi cosa juzgada, toda vez que, se supone, para este lunes se habrá ratificado ya al ganador de la encuesta que nadie acierta a explicar a qué sector poblacional se consultó y mientras en el ámbito local en el PRD de Jiquilpan se hace leña del árbol caído, pues los grupos que hasta diciembre del año pasado tenían el control político del Comité Municipal hoy son relegados, por lo que se ha denominado como nuevos cuadros.



Es el PAN el que hasta este domingo se encontraba todavía tratando de elegir a su representante en la contienda constitucional y créame que la elección no es para nada simple, y no por el gran nivel político de los aspirantes, sino por los grupos que cada uno representa.
La rivalidad política entre Jiquilpan y Sahuayo es una película muy vista y parece que con la próxima elección federal prácticamente a la vuelta de la esquina se dará una nueva edición, ya que los dos cuadros fuertes de Acción Nacional respaldan a un originario de Venustiano Carranza con alma de sahuayense y a una sahuayense neta, en tanto que PRI y PRD postulan a originarios de Jiquilpan, lo que, en términos futboleros, equivale a un Chivas-América.
Pero por fortuna la política no se refiere sólo al asunto electoral, sino a aquellos que tienen ya una representación popular y es ahí donde se concentró la atención de la ciudadanía la semana que terminó, ya que la pretensión de los regidores por aumentarse el sueldo hasta en un 60 por ciento logró hacer despertar a una ciudadanía que durante los últimos diez años había permanecido callada e indiferente a lo que acontecía.
Lo chusco de este asunto es que, como argumento, los regidores de Jiquilpan dijeron que lo que querían era que se les pagara a la luz pública los tres o cuatro mil pesos extras que recibían en lo “oscurito” los anteriores regidores.
Evidentemente, al genuino descontento de la ciudadanía se suma también el “descontento orientado” por grupos de poder al interior de los partidos representados en el colegiado jiquilpense.
Seguro estoy que a lo largo de la historia en éste y otros municipios los cabildos han aprobado cosas que, aunque bien intencionadas, afectan la vida política, social y económica de sus localidades, pero, al menos, han tenido la malicia para no hacer públicos estos acuerdos.
Es lícito, legal, correcto y hasta normal que los regidores, como cualquier trabajador, busquen ganar más dinero, lo reprochable es la estulticia de darlo a conocer antes de que fuera un hecho.
Si en este asunto tan básico han fallado, bien hace la ciudadanía en temer cuando este colegiado tenga que enfrentar los retos que plantee esta administración municipal.
José Luis Ceja Guerra | Ciénega

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