lunes, 2 de enero de 2012

A renovar mandos partidistas

Tenía que pasar, tras las derrotas electorales en el proceso estatal de noviembres del 2011, algunas cabezas tendrían que rodar y por lo pronto en el contexto estatal los perredistas buscan ya el relevo en la dirigencia estatal, mientras que en municipios como Jiquilpan el PRI busca la renovación con carácter de urgente de su dirigencia local.
Lo que pasa es harto simple, los aspirantes derrotados han dado en culpar de sus derrotas a sus dirigentes locales y estatales, pero hay casos que por sí solos merecen un espacio aparte: cierto que la derrota del PRI en Jiquilpan resultó vergonzosa, al extremo sobre todo si se recuerda cómo fue designado el candidato, mismo que tras obtener su nominación simplemente ignoró a su partido y a su dirigencia, lo que evidentemente lo llevó a repetir la tercera posición a la que cayó el Revolucionario Institucional hace cuatro años.


Es cierto que el PRI jiquilpense se ha rezagado en la práctica democrática, al menos en su fuero interno. Para nadie es un secreto que desde hace 40 años los destinos dentro del tricolor en la tierra de los Cárdenas son manejados por una misma persona, cuando más por una triada de personajes que se han empeñado en no dejar avanzar a este instituto político, si no son ellos quienes encabezan este avance.
Si nada extraordinario ha ocurrido en las últimas horas en estos momentos, los nuevos ediles en esta región habrán asumido ya sus encargos y en este punto de manera concreta en los municipios que conforman la pomposamente llamada Zona Metropolitana de Sahuayo (Sahuayo, Jiquilpan, Venustiano Carranza y Villamar), las cosas no serán tan fáciles, sobre todo porque hay un amplio sector de la población jiquilpense que se creyó íntegro el cuento de las ocho colonias que el Inegi presuntamente le retiró a Jiquilpan para adjudicarlas al municipio de Sahuayo, y han dado en iniciar un proceso de reclamo.
Ese será un tema que mantendrá tensas las relaciones entre la capital económica y la capital política de esta Ciénega de Chapala, lo que constituye una irresponsabilidad de los creadores de esta historia de marras, ya que nunca se ha brindado a la población de Jiquilpan los datos duros que permitan establecer un juicio objetivo y contundente en este tema en particular.
Lo sorprendente fueron las declaraciones de la titular de la Secretaría de Urbanismo y Medio Ambiente de Michoacán, Catalina Rosas Monge, en el sentido de la falta de recursos para las zonas metropolitanas y eso ha generado ya réplicas en la clase política de la Ciénega, donde existe la teoría de que la firma de conformación de la Zona Metropolitana de Sahuayo no fue sino un montaje para darle reflectores al entonces secretario de Gobierno, Fidel Calderón Torreblanca, del que, se rumoraba entonces, era el virtual candidato del PRD al solio de Ocampo.
En fin, que la famosa Zona Metropolitana sirvió sólo como eje del discurso panista por la diputación local que, por cierto, cayó de pie entre los ciudadanos.
En lo que respecta a las administraciones municipales que recién inician, no todas cumplirán las expectativas que tienen los ciudadanos, y es que ante los desordenados, desaseados y en algunas casos francamente descarados ejercicios municipales terminados, la ciudadanía espera ávida una cacería de brujas o al menos denuncias ante la Auditoría Superior de Michoacán.
Lo malo es que, prudentemente, las nuevas administraciones tendrán que: “realizar un análisis”, “habrá que hacer valoraciones de cómo se recibe”, etcétera. Y esto lleva tiempo, total que para cuando los “análisis y valoraciones” estén concluidos, el ciudadano común se habrá olvidado de este reclamo.
Y si no se le olvida y si las nuevas administraciones fincan ante la ASM responsabilidades a las anteriores, créame usted, no pasa nada, absolutamente nada.

José Luis Ceja Guerra | Ciénega

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